Enseñar artística es guiar, es abrir la puerta de las pupilas y mentes inquietas. He hallado un pequeño lugar de encuentro el número de tripulantes varia de acuerdo al día, en ocasiones 43,35,24 la invitación es a juguetear con las caprichosas formas propias del arte, ascender por las escalas cromáticas, navegando entre texturas y formas, viajando a través del tiempo, por la historia del arte, enredados entre asombrosas palabras, emergiendo del abismo de las lineas sinuosas enmarañados entre manchas y pinceladas.
Es la oportunidad para abrirse camino hacia sí mismo, en una experiencia reconfortante de auto conocimiento. Ya sea en las notas musicales que emite un instrumento o a través de los toques de un pincel sobre cualquier superficie, o en mis gestos al hablar, la búsqueda es la misma, un viaje de auto conocimiento.
No se trata de una tarea, es más bien una misión ya que a través del arte se pueden modificar muchos comportamientos, pensamientos y hasta reparar corazones. Brindarle la posibilidad a un joven de transformar la materia es darle la posibilidad de transformarse a si mismo, de convierte en un transformador, en un ser sensible, si... sensible! eso que quizá le esta faltando tanto a nuestra sociedad.
Un joven inspirado , capaz de iniciar proyectos y acabarlos. sera siempre un ser en continua construcción que supera sus limites, reconocer sus potenciales y modifica su entorno.